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Mostrando entradas de agosto 9, 2011

La Diáspora

                                           Horacio Castellanos Moya En abril de 1983, en la Managua del sandinismo, víctimas de sus ideas, de sus propios compañeros, de los tiempos que corren, mueren violentamente dos prominentes dirigentes guerrilleros. A miles de kilómetros de distancia de aquella efusión de sangre, en la Ciudad de México, un grupo de marginados de la revolución trata de sobrevivir a la tragedia e intenta encontrar el camino de regreso a la vida real.   Horacio Castellanos Moya (1957) representa una de las voces más importantes de la literatura centroamericana de nuestros días. Narrador y periodista. Su obra ha sido publicada en editoriales de Centroamérica, México y España. Es autor de una docena de libros. La diáspora,   publicada en 1989, recibió elogios y críticas igualmente descarnados. El tiempo la coloca ahora como una obra lúcida sobre la que vale la pena reflexionar. Fuente: Castellanos Moya, H. (2002). La Diáspora. (2a. Ed.). San Salvador: Dirección de

El Asco: Thomas Bernhard en San Salvador

                                           Horacio Castellanos Moya El asco cuenta las impresiones de Edgardo Vega, un salvadoreño que, luego de radicar dieciocho años en Canadá, se ve obligado a retomar abruptamente a El Salvador. Su visión constituye una crítica mordaz a las costumbres y a la mentalidad nacionales. Escrita a manera de imitación estilística del escritor austriaco Thomas Bernhard, esta novela corta ha sido calificada como una "excelente persiflage (parodia)" por Miguel Sáenz, traductor y biógrafo español de Bernhard. Castellanos Moya (1957) ha publicado dos novelas (La. diáspora y Baile con serpientes), cuatro libros de relatos y un volumen de ensayos. Fuente: Castellanos Moya, H. (1997). El Asco: Thomas Bernhard en San Salvador. San Salvador: Editorial Arcoiris

Perfil de Prófugo

                                           Horacio Castellanos Moya                        ADVERTENCIA Todos los hombres son unos cerotes. José Eduardo más que cualquiera. Ni me hablés de él. Qué necio que es. Desde ahí donde vos estás sentado se me quedaba viendo el cerote, que se le caía la baba. Sí, de plano, le salía baba. Horrible. Ni me lo recordés, Me caga. Además se cree el gran vergonazo. Todo lo sabe. ¿No me creés que estuvo enculado de mí? Lo peor que me pudo pasar. ¿De qué vamos a pedir? A mí me da lo mismo. Con tal de que no sea de atún. Las pizzas de atún me cagan. Y una coca cola, con hielo. Era más cursi el pobre José Eduardo. Me tenía abatida con todo lo que decía de mis ojos. "Mónica, usted es la muchacha más bella que he conocido," me quería pajear el baboso. Como si yo no supiera. El más cerote de todos. Y necio como una mula, como garrapata. La última vez fue el acabóse. Hace un par de meses, me invitó a comer, aquí a esta misma pizzería. No es paja

Fábulas

                                                                    León Sigüenza Considerando el primer fabulista salvadoreño en el estricto sentido del término, las crónicas y los trabajos en verso de León Sigüenza (1895- 1942), aparecieron en revistas y periódicos nacionales e hispanoamericanos de la época, como peculiares formas de crítica contra funcionarios públicos y otras conductas humanas. Es así como Sigüenza se convierte en el principal cultor salvadoreño de la fábula y se constituye en un digno sucesor de autores como Esopo, Fedro, Samaniego e Iriarte. Diputado a la Asamblea Nacional en 1933, Sigüenza se desempeñó como regidor y alcalde temporal de la ciudad de Cojutepeque. También fue diputado y miembro del cuerpo diplomático salvadoreño en las ciudades de Nueva York y Tokio. Su único libro, Fábulas, fue sacado a la luz de manera póstuma por iniciativa de sus familiares. A juicio de Carlos Cañas-Dinar te, prologuista de este libro, la obra de Sigüenza está imbuida por l