Jon Sobrino,Ignacio Martín-Baró y Rodolfo Cardenal El pueblo salvadoreño ha roto su silencio. Después de años de opresión y resignación ha vuelto a pronunciar una palabra de protesta y de esperanza. Muchos han recogido esa palabra nueva del pueblo; muchos han sacado al pueblo del anonimato. Pero nadie lo ha hecho como Monseñor Romero. En él el pueblo encontró su profeta. En él la palabra se hizo carne salvadoreña y la historia salvadoreña se hizo palabra. En sus tres años como Arzobispo de San Salvador Monseñor Romero hizo que la palabra de Dios acampara entre los salvadoreños, pusiera su tienda entre los pobres, los campesinos, los obreros, los desaparecidos, los torturados, los muertos. Con él la palabra de Dios se hizo cercana y compasiva hacia los pobres, y se hizo terrible para los poderosos. Con él la palabra de Dios se convirtió en palabra más cortante que espada de dos filos, que descubre el fondo de los corazones y de la historia, divid
Literatura y Cultura Salvadoreña