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Mostrando entradas de marzo 29, 2020

CLAUDIA LARS

BIOGRAFÍA Carmen Brannon, conocida en el mundo de las letras por Claudia Lars, nació en Armenia, departamento de Sonsonate, el 20 de diciembre de 1899 y murió en San Salvador el 20 de julio de 1974. Sus padres fueron don Patricio Brannon y doña Nela Vega de Brannon. Claudia Lars surge en el momento tardío del romanticismo en América; "se le puede considerar como una poeta post-contemporánea por el uso legítimo que hace de un tipo de imagen y de metáfora en abierto desafío con la tradición. Pero no se trata solo de los aspectos formales, esteticistas. Enrumba en la nueva poesía por otros valores intensos, en los contenidos líricos de última hora, y que podríamos sintetizarlos así: 1.      Un anhelo conturbado de la religión acaso solo vagamente deísta. 2.        Hacia el respaldo de la solidaridad humana, en su latido y sentido de comunión, aunque no en su más explícito apolítico. 3.      Afirmación simple y pura de los valores de la vida como tales, sencillos y r

CANCION QUE TE HIZO DORMIR

Canción que te hizo dormir La noche del mundo: ¡qué largos cabellos!... Los suelta en la torre, la torre del viento. Los peina en el valle, los trenza en el cerro, los abre en las ramas frías del almendro. ¡La noche del mundo: qué oscuro su cuerpo!... En él transforman las cosas del suelo: el lirio descalzo se calza de acero; el loro se vuelve piedra de silencio; la errante neblina, ángel medio ciego; y el naranjo en flor, un oso de hielo. La noche del mundo: ¡qué nombre de sueño, qué barca volante, qué tiempo sin tiempo! CLAUDIA LARS FUENTE: Lars, Claudia. (2008). La casa de vidrio. (1a. Ed.). San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos.

UN RANCHO Y UN LUCERO

Un rancho y un lucero Un día -¡primero Dios!- has de quererme un poquito. Yo levantaré el ranchito en que vivamos los dos. ¿Qué más pedir? Con tu amor, mi rancho, un árbol, un perro, y enfrente el cielo y el cerro y el cafetalito en flor... Y entre aroma de saúcos, un zenzontle que cantará y una poza que copiará pajaritos y bejucos. Lo que los pobres queremos, lo que los pobres amamos, eso que tanto adoramos porque es lo que no tenemos... Con sólo eso, vida mía; con sólo eso: con mi verso, con tu beso, lo demás nos sobraría... Porque no hay nada mejor que un monte, un rancho, un lucero, cuando se tiene un "Te quiero" y huele a sendas en flor... ALFREDO ESPINO