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Mostrando entradas de mayo 16, 2011

Por los Caminos de Chalatenango: Con la Salud en la Mochila

A finales de 1985, después de 3 años de estar en las zonas de control revolucionario, busqué a mis amigos de antaño. Viajé por Europa, América Latina y Norteamérica. Encontré a mucha gente interesada en la lucha que libra el pueblo salvadoreño. Sin embargo, constaté que así como yo estaba lleno de optimismo y de seguridad en las posibilidades de triunfo de este movimiento de liberación, mis amigos estaban marcados por la desinformación y el desaliento. En un primer momento, este contraste me chocó terriblemente, y tendí a despreciar sus actitudes. Después reflexioné: ¿qué nos diferenciaba ahora? ... Cuando decidí ir a El Salvador, éramos como una piña. Tenía una ventaja, me había sumergido en la cotidianeidad de los hombres y mujeres que llevaban a cabo una guerra popular. Aprendí que "querer al pueblo" no es una frase estereotipada del léxico izquierdista. Mientras este pueblo me enseñaba a amarlo, fui comprendiendo lo que puede ser, en verdad, una revolución, y sobre todo,

La Muerte de la Tórtola o Malandanzas de un Corresponsal

                                           PRESENTACION                                                       La Muerte de la Tórtola,                                Crónica de la Invencible Barbarie José María Peralta Lagos nació en Nueva San Salvador el 25 de julio de 1873 y falleció en la ciudad de Guatemala el 22 de junio de 1944. Vino al mundo en el seno de una familia rica y bien ubicada. Por ambas ramas de su árbol genealógico contaba con antepasados ilustres; entre ellos hubo quienes participaran directamente en las gestas de formación patria de la primera mitad del siglo XIX. Como era frecuente entre los jóvenes de la élite, viajó a Europa para perfeccionar su formación. Se recibió de ingeniero en la Academia Militar de Guadalajara, España (1897). Regresó al país en 1898. Se incorpora entonces al ejército donde alcanzará el grado de General. Pudiendo llevar una vida por completo volcada a disfrutar de sus privilegios de nacimiento, José María Peralta Lagos mantuvo a