Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2013
Fugitiva I Pedro Alberto Thompson DINTEL ¡ESTE PEDRO THOMPSON. .! “Un extraño caminante que anda recorriendo el orbe, viene de paso. Fértiles son los valles, aislados terrenos alfombran la cosecha que levantan labriegos afanados, enfermos, de prole numerosa, endeble, sostenida con raciones frugales. Se limita la siembra a parcelas escasas, el jornal es exiguo y la tierra es ajena ... " ¡Es ajena la tierra...! Y el poeta lo sabe, pero como dueño que es de las palabras, desde el origen, se vale de ellas para lanzarse a la aventura de una posesión sin término, la de la tierra por medio del poema. El lenguaje es, pues, de él y no lo es. Todo a un tiempo. Más aún sobre la tierra ajena, quien ha sido tocado asume el compromiso de saberse poeta -vivir prácticamente lo terrestre-, a pesar de nuestro duro tiempo de indigencia. ¿Quién es el peregrino? ¿Y para qué ser poeta en tiempo de carencias? ¿Y la Patria? ¿No está, acaso, en la dura tierra del poe
Oración en la Guerra y Otros Poemas David Escobar Galindo   NOTA DEL AUTOR   Para mí, personalmente, el proceso de guerra que vive El Salvador comenzó en 1974, cuando un grupo clandestino secuestró a mi padre. Pero yo soy, por principio y por vocación, un hombre de paz; y he vivido todos estos dolorosos y alucinantes años dentro de mi Patria, respirando los efluvios sulfurosos de laviolencia, aunque compartiendo también las vibraciones estimulantes de un pueblo que se niega a perecer, y que, por el contrario, quiere conocer en su plenitud la Libertad y la Democracia, así:, en definidas y definitivas mayúsculas. El proceso existe ya, pero el camino es largo, muy largo; aunque sé que tendremos ánimos, glándulas, fuerzas y espíritu para recorrerlo. Sobre todo espíritu, que es lo que se ha fortalecido más en El Salvador, contra todos los augurios y contra todos los análisis ideológicos deterministas. La guerra enseña y aflige. La guerra –t
Cuentos Breves Para un Mundo en Crisis Cristobal Humberto Ibarra   CARTA PROLOGO ESTIMADO GUAYO: En este libro seguramente encontrarás bellezas pero, desafortunadamente, no puedo decirte que me pertenezcan. Son bellezas de otros, de genios que las vivieron o que las crearon viviéndolas. Y yo no soy un genio. No te digo que no quise serlo. A veces lo desee tan ardientemente, que ese fuego llegó casi a quemar mi espíritu. Pero me faltó paciencia nazarena para ser genio del bien y tuve demasiada pereza para ser genio del mal. Por lo mismo, te repito que todo lo bello que des­ cubras a través de estas páginas -en algunas de sus breves y maravillosas historias-, no es mío en absoluto. Míos son únicamente el intelecto que las ha trasplantado y la voluntad que se obstinó en llevar hasta el fin este trasplante. Como verás, son relatos minúsculos, temas grandiosos tratados con la celeridad y sequedad que exige nuestro mundo en crisis, neciamente tal vez, pero ¿qué otra cosa