Ir al contenido principal
Cuentos Breves Para un Mundo en Crisis
Cristobal Humberto Ibarra
 



CARTA PROLOGO

ESTIMADO GUAYO:
En este libro seguramente encontrarás bellezas pero, desafortunadamente, no puedo decirte que me pertenezcan. Son bellezas de otros, de genios que las vivieron o que las crearon viviéndolas. Y yo no soy un genio. No te digo que no quise serlo. A veces lo desee tan ardientemente, que ese fuego llegó casi a quemar mi espíritu. Pero me faltó paciencia nazarena para ser genio del bien y tuve demasiada pereza para ser genio del mal. Por lo mismo, te repito que todo lo bello que des­ cubras a través de estas páginas -en algunas de sus breves y maravillosas historias-, no es mío en absoluto.
Míos son únicamente el intelecto que las ha trasplantado y la voluntad que se obstinó en llevar hasta el fin este trasplante. Como verás, son relatos minúsculos, temas grandiosos tratados con la celeridad y sequedad que exige nuestro mundo en crisis, neciamente tal vez, pero ¿qué otra cosa podemos dar quienes hemos matado el ensueño, olvidado el sentido originario de la vida y borrado lo sagrado de las cosas? i Querer ser poeta en tiempos de indigencia, es tarea de locos y éstos hace ya mucho que desaparecieron del planeta! Se marcharon huyendo de la praxis, de la sabia cordura del presente y ¿por qué no?, del llanto congelado insensible al destierro de los dioses.

Procura comprenderme. Entre tus sueños y los míos -o lo que es lo mismo, entre tu generación y ésta en la que hoy me muevo-, hay una distancia sideral. Nosotros hemos amputado los dedos al misterio y el brazo de Dios no nos alcanza. Somos los hijos robotizados de un crear sin autenticidad y basta que se nos meta una moneda en el cerebro, para que brote al instante de nosotros no una idea nueva, sino una pieza gastada en millones de ejecuciones anteriores. Pues el destino que nos toca es el mismo de esas desgraciadas sinfonolas de salón, que rayan y rayan la misma melodía ajenas por completo al dolor que la creó. Tú eres un alma, mi muy querido amigo. Pero yo, después de todo... ¿puedo decir lo mismo? En nombre de esta vieja e inalterable amistad que nos ata, te ruego que medites sobre la crisis de los cuentos que te envío y -como hace muchísimos años te vengo repitiendo aquí en nuestra infortunada Guatemala-, deja que mi corazón y tu conciencia hagan las confrontaciones necesarias...
(Fragmento de una carta a Eduardo Martínez Arenas).




Cristobal Humberto Ibarra, calificado por Miguel Angel Asturias como "el escritor que mide la frase con la vara de la gracia", pertenece a la generación salvadoreña del "Grupo Seis", que hacia 1941 innovó las formas literarias del país.
Ha publicado: Gritos, poemario, Guatemala 1945; Cuentos de Sima y Cima, (prólogo de Miguel Angel Asturias); Rilke, Claves de su Creación; Elegía de Junio, Buenos Aires, Argentina, en 1952, 53 y 54 respectivamente; Tembladerales (Novela, 1956), Francisco Gavidia y Rubén Darío (Ensayo, 1957), Plagio Superior, Santiago de Chile, 1965.
Cuentos Breves para un Mundo en Crisis obtuvo el Primer Premio en Quezaltenango, Guatemala, 1967.

Fuente: Ibarra, Cristobal Humberto. (1967). Cuentos Breves Para un Mundo en Crisis. San Salvador, El Salvador: Editorial Universitaria.
 

Entradas populares de este blog

Bombas (Folklore Oral de El Salvador)

Si el sol del cielo cayera, Y al caer se quebrara, Sin duda de sol sirvieran Los ojos de tu cara. El gallo de la vecina, Qué triste y alegre canta; El que duerme en casa ajena De mañana se levanta. Dicen que tienes dinero Y orgullo para gastar, Gastálos poco a poquito, No se te vaya a acabar. Ayer salí de mi casa Arrastrando mi camisa, Sólo por venir a verte, Carita de lagartija. Limoncito, limoncito Cortado de una ramita, Dame un abrazo apretado Y un beso de tu boquita. Una vieja con un viejo Cayeron dentro de un pozo, Y la vieja le dijo al viejo ¡Hay que baño tan sabroso! ¿De qué le sirve a tu nana, Ponerle tranca al corral, Si te has de venir mañana, Salga bien o salga mal? Zipote, nariz de moronga, Andá donde tu nana, Que te la componga. Ayer pase por tu casa, Me tiraste una iguana, Yo la tomé de la cola Pensando que era tu nana. Ayer pasé por tu casa, Me tiraste una rata Yo la

Sara Palma de Jule

                                                             Sara Palma de Jule Nació en Santa Ana. Se graduó como maestra normalista en la Escuela Normal "España", habiendo obtenido el primer lugar de su promoción. Colaboró con  El Diario de Hoy con la "Revista Dominical" de La Prensa Gráfica. Durante varios años trabajó en las Empresas DIDEA, donde fungió como secretaria del magnate don Luis Poma. A su vocación poética se une su ingenio e indiscutibles dotes intelectuales. Una escuela de la ciudad de Apopa lleva su nombre. Es miembro del Ateneo de El Salvador, Ateneo Salvadoreño de Mujeres, Unión de Mujeres Americanas UMA, Organización Mundial de Educación Preescolar OMEP y Club de Mujeres de Negocios y Profesionales. Ha viajado por Guatemala, Costa Rica, Panamá, los Estados Unidos, España, Francia, Italia, Suiza y Austria. Obras publicadas: "Surtidor de Trinos" (1982), "Tranvía de Ilusiones" (1984), "Fantasia" (1994)

Escuela de Pájaros

A LA VIBORA, VIBORA... A la víbora, víbora, de la mar, por aquí quiero pasar. Las olas que se acercan, las olas que se van, y detrás de las olas, las olas más y más... Escamas de arco-iris, escamas de metal. ¡ya se durmió la víbora, ya quiere despertar! Camino de mi frente -caminito especial- si de mi frente sale, ¿quien lo puede alcanzar? En menos de un segundo conoce la ciudad; en lo que cierro un ojo por el aire se va; siguiendo mariposas deja juegos atrás y toca de repente, la víbora de la mar. Aunque niño me llamo y no puedo nadar muchas islas descubro sentado en mi diván. Al agua marinera, que baila por bailar, sin mojarme la blusa la puedo atravesar. Caballito marino, caballito de sal, con brida de canciones te logro sujetar. ¿En dónde llora y llora la niña tempestad? ¿En dónde crece, rojo, el árbol de coral? Iremos galopando -rataplán, rataplán- caballo de los tumbos, que sabes galopar. ¡Qué praderas de espuma! ¡Qué montañas