El título de esta obra procede del
idioma bilsac en el cual están
escritas las marcas de Mannyah, Colanditi, Xamira, Yanka-Suri y hasta muchas del gran
Tuasarib-Akmá y los Tres Comandos de Harpodyatara. En la era remota a que nos referimos en este libro ya las
obras de algunos de estos altos espíritus eran
viejas, habiéndose extraviado no pocas de sus bellas palabras en el
laberinto de las modulaciones
sintéticas a que el bilsac se vio sujeto con el
advenimiento de Colandiri y los once sucesivos voceros de la belleza, que trataron de imponer a la palabra, la línea y colorido puros, de la percepción divina. En "El Dali" de Yanka-Suri,
"Ralvanzaraz", canto cuarto, hay un bello párrafo en que se refiere a la pureza de expresión y sabroso timbre de voz del cantor Onayaz y en una de cuyas frases dice
textualmente: "Xamad sinacurt-vayac anabsipura, ma-andari o-mandara Namundayana
Xi, andey sinec o-yarkandal aldath": "Su voz jugosa y húmeda era dulce y era ácida como la fruta del paraíso de Xi y más luminosa y regocijante que o-yarkandal". Pero esta palabra era
para los sabios hijos de Dathdalía como una redoma seca, pues su contenido habíase evaporado con el transcurso del tiempo y la expresión y no hubo dos de sus comentadores que
estuvieran completamente de acuerdo en cuanto a su significado. He aquí algunas de las acepciones, siempre
vagas pero siempre bellas de la misteriosa palabra: "Rosa de la Aurora",
"Pompa de Espuma”,"Floración"
"Cohete de- Luces" "Diamante" , "Fuente Clara",
"Pavo Real", y muchas otras, infinidad de ellas que de buen grado recogería como se recogen las flores,
para presentároslas galantemente y que pudierais escoger conforme a vuestro modo de ser y de pensar, para designar esta encantadora recolección
de las narraciones de Saga, que ahora os presento al auspicio de la palabra oculta del bilsac "Yarkandal".
San Salvador, 26 de
noviembre de 1925.
Estimado amigo:
Gracias por haberme traído
los originales de su libro “OYarkandal”.
Admiro la fantasía de usted,
tan varia, tan nueva y poderosa. He pensado que en su pluma hay virtud para un
libro como “Las Mil y una Noches”, del cual, sin embargo, no hallo en el de
usted reminiscencias.
Admiro también la gracia de
su narración, su ligereza, fluidez y brevedad y alguna vez su intención.
Si yo buscara una frase para
sintetizar la impresión que me causó su libro, me parece que sería esta:
deleites para el ojo y para el oído.
Le deseo el mejor éxito, y
estoy seguro de que lo alcanzará, si hace conocer su libro a un público selecto
y refinado.
Afectuosamente, Alberto
Masferrer.
Fuente: Salarrué. (1971). O-Yarkandal; historias-cuentos-leyendas de un remoto imperio. (2a. Ed.). San Salvador, El Salvador: Dirección de Publicaciones.
Comentarios