Ir al contenido principal

Dolor de Patria

                                                José Rutilio Quezada

 
                                                NOTAS SOBRE DOLOR DE PATRIA

"DOLOR DE PATRIA" es una novela sobre el campo salvadoreño; pero no una novela concebida con intención de mostrar un folklorismo mal entendido, sino con el propósito de ahondar, como su nombre lo indica, en el dolor, en la condición sufriente del campesino salvadoreño sometido a las viejas prácticas de la explotación y la vejación. Es también una novela de la esperanza de cara a la desesperación. Y esa esperanza tiene mucho que ver con la toma de conciencia de unas condiciones inhumanas, con la organización solidaria tendida hacia el logro de condiciones más justas, más plenas, y con la formulación de una utopía donde la patria del dolor viene a ser patria de la plenitud, patria de la justicia, la democracia y la paz. Toda novela es una lectura de la realidad del mundo.
En este sentido, "DOLOR DE PATRIA" es una lectura de la salvadoreñidad, una gran metáfora sobre la condición salvadoreña que, en cuanto tal, contiene su ser actual y positivo, su deber ser prospectivo y utópico, y los mecanismos para transitar de la actualidad a la utopía. A este respecto, el presbítero Carlos Álvarez, en su tesis que tuvo como materia objeto esta novela en cuestión, expresa: "En nuestra pista de lectura encontramos una relación entre patria y parto. El parto requiere un largo proceso de gestación, iniciado a partir del concurso de dos personas. Un proceso semejante es necesario para la gestación de la patria. Se requiere el concurso-de dos o más individuos, de un grupo, de todo un pueblo, que aprende a tomar conciencia con la ayuda del otro, frente a la realidad de la explotación a causa de la soledad en que vive, y de la necesidad de organizarse para, todos juntos, conquistar sus derechos. El dolor de parto es aquí la lucha que traerá la paz... 'Cuando la paz venga después de la lucha'. Así como el proceso de gestación dura ¿nueve meses para el nacimiento de un nuevo ser, así la conquista de la paz no se dará sino después de un largo proceso de lucha que es como un dolor de parto, un dolor de patria". (Cfr. Carlos Álvarez et. al., "Análisis Literario de Autores Centroamericanos", tesis de grado, Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, El Salvador, 1987).
"DOLOR DE PATRIA" es una novela política, en el mejor sentido del término, o si se quiere: una condición política novelada por un autor lúcido que, provisto de las facultades ya dichas -observación, retención, intuición y elaboración- desea hacer luz sobre las estructuras primarias de un país al que ama y al que quiere ver redimido. El hilo conductor de la "historia" en esta novela es el decurso de la relación entre Nicho y Tono, dos campesinos de Chalatenango que, sumergidos en el mundo de la pobreza y de la opresión, hallan la muerte violenta como respuesta a la práctica de la actividad organizada. Esa "historia" responde a las condiciones sociopolíticas que el país vivió explosivamente a lo largo de la década pasada, pero cuyos orígenes se remontan a décadas anteriores. Con toda probabilidad, el germen de esta novela puede situarse en 1942, cuando Rutilio, a la edad de doce años y poseedor ya de una conciencia sensitiva ante el dolor colectivo, escribió este poema que, a pesar de sus imperfecciones en el metro, habla ya de una preocupación que años después conduciría a su autor al trabajo narrativo.
Una valoración de "DOLOR DE PATRIA" a partir de los criterios estrictamente técnicos expresados de algún modo en la primera parte de estas notas, permite elaborar un perfil como el que sigue. Los personajes de la novela pertenecen a la categoría del tipo. Construidos con los recursos de la prosopografía, la etopeya y el retrato; construidos también con la descripción de sus acciones y la consignación de sus locuciones, estos personajes -Nicho, Toño, Licha, Juana, Petronila, entre otros- son entes que vienen del mundo real salvadoreño, se instalan en el mundo literario de la narración y tipifican, desde allí, las peculiaridades físicas, psicológicas y sociales de la salvadoreñidad rural. Con toda seguridad Rutilio, para construirlos, ha debido hacer uso de los recuerdos de la imaginación creadora que funde y sintetiza, en un solo ente, la multiplicidad de seres humanos que han pasado por las vivencias y experiencias reales de la vida actual o pasada del autor. Los ambientes, tratados con el recurso estilístico de la topografía, son de una prolijidad inobjetable. En ellos, Rutilio deja en evidencia sus condiciones de atento y acucioso observador, y su conocimiento a fondo de la flora, la fauna y las costumbres de la vida campesina salvadoreña. El espíritu del lugar y el espíritu de la época también están patentes en la narración. Aún cuando la fiesta campesina ocupa sitio en la configuración ambiental de la novela la atolada, la cruz de mayo, el 15 de septiembre, la graduación, etc.- el espíritu general que la narración recostruye es pesaroso, sufriente. En él, la fiesta es sólo un paréntesis en el dolor por el que transcurre la vida campesina que, al final de la narración, llega al verdadero horror.
La acción, que teóricamente supone conflicto y progresión, aparece con logros y limitaciones importantes de señalar. El conflicto está presente. El padre Álvarez, en la obra ya citada, ha descubierto nueve pares de elementos conflictivos que sostienen por dentro el andamiaje de la acción: conformismo-rebeldía; explotación-justicia; soledad-unidad; entre otros.
La progresión, el avance progresivo de los acontecimientos sí ofrece una limitación: hay morosidad, lentitud narrativa. Según opiniones diversas, esto puede deberse a varios factores: a que el autor deja el hilo de la acción para entrar a detalladas construcciones de personajes y ambientes; a que el autor tiene el propósito de narrar con morosidad para reproducir el sentido del tiempo cronológico y psicológico en el campo; o a que el autor maneja a sus personajes en el ámbito de los recuerdos, ámbito en donde la prolijidad y el tiempo psicológico adquieren proporciones extensas. Puede deberse, también, a un problema de técnica narrativa. En este sentido, el problema radicaría en el fraseo, más concretamente: en la ausencia de una adecuada distribución de frases de período corto, medio y largo en el interior de un párrafo, que es el recurso formal definitivo para lograr el ritmo exterior en una narración. Un examen de la página final del capítulo VI, tomada al azar, vendría a hacer sostenible esta última hipótesis. Si se examina bien, en esa página hay un predominio evidente del fraseo con período medio. La sumatoria de frases del mismo período -se trate de diálogos, descripciones o consignación de acciones particulares -vuelve moroso el avance de la acción general, en esta o en cualquier narración. No se trata, sin embargo, de un problema que quiebre por la base y deslegitime la obra. Se trata más bien de un escollo técnico propio de un primer trabajo narrativo, que tal es "DOLOR DE PATRIA" respecto de su autor.
Al margen del elemento ya discutido, la novela tiene un gran peso de verosimilitud. Los personajes y los ambientes tienen la suficiente densidad en su construcción como para hacerlos creíbles. Lo mismo pasa con el sentido de la acción. Quizá esta verosimilitud explique la demanda que la novela ha ido teniendo desde su primera edición en 1983. El lector salvadoreño se encuentra y encuentra al país en las trescientas y tantas páginas de la obra. Aunque el recurso de algunas cartas intercaladas en la novela dan lugar a narradores testigo, o protagonista, en la gran totalidad de la obra predomina la entidad del narrador omnisciente. Esta entidad, como ya se ha dicho antes, en ningún modo se identifica con la identidad del autor, aún cuando mucho de lo narrado pudiera eventualmente pertenecer a la experiencia real de Rutilio.
"DOLOR DE PATRIA" es pues, una novela. Una novela sobre el mundo y la identidad de los salvadoreños. Cuando se abren sus páginas y se desarrolla la operación de leer, va viviendo y desarrollándose frente al lector un mundo autónomo -peculiaridad fundamental de la novela en oposición a la peculiaridad del cuento que es la actualización de un pasado, de un "algo" que ya pasó y que sólo vuelve a vivir por la narración- mundo autónomo, se dice, en cuyas coordenadas literarias queda impreso mucho de las coordenadas de la vida real. Con su universo donde la exaltación de la naturaleza y el lamento por la depredación ecológica son por correlato de la exultación de la vida y el anonadamiento por el deslave social, "DOLOR DE PATRIA" se instala en la novelística salvadoreña, como producto del trabajo de un científico y de un humanista que ha ido haciendo lo suyo, con la fuerza de la fe y la firmeza de la perseverancia.
          
                San Salvador, febrero de 1992.


                                                                     Francisco Andrés Escobar.

Fuente: Quezada, J. R. (2001). Dolor de Patria. (3a. Ed.). San Salvador: Clásicos Roxsil

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
la conclusión? :(

Entradas populares de este blog

Escuela de Pájaros

A LA VIBORA, VIBORA... A la víbora, víbora, de la mar, por aquí quiero pasar. Las olas que se acercan, las olas que se van, y detrás de las olas, las olas más y más... Escamas de arco-iris, escamas de metal. ¡ya se durmió la víbora, ya quiere despertar! Camino de mi frente -caminito especial- si de mi frente sale, ¿quien lo puede alcanzar? En menos de un segundo conoce la ciudad; en lo que cierro un ojo por el aire se va; siguiendo mariposas deja juegos atrás y toca de repente, la víbora de la mar. Aunque niño me llamo y no puedo nadar muchas islas descubro sentado en mi diván. Al agua marinera, que baila por bailar, sin mojarme la blusa la puedo atravesar. Caballito marino, caballito de sal, con brida de canciones te logro sujetar. ¿En dónde llora y llora la niña tempestad? ¿En dónde crece, rojo, el árbol de coral? Iremos galopando -rataplán, rataplán- caballo de los tumbos, que sabes galopar. ¡Qué praderas de espuma! ¡Qué montañas

Sara Palma de Jule

                                                             Sara Palma de Jule Nació en Santa Ana. Se graduó como maestra normalista en la Escuela Normal "España", habiendo obtenido el primer lugar de su promoción. Colaboró con  El Diario de Hoy con la "Revista Dominical" de La Prensa Gráfica. Durante varios años trabajó en las Empresas DIDEA, donde fungió como secretaria del magnate don Luis Poma. A su vocación poética se une su ingenio e indiscutibles dotes intelectuales. Una escuela de la ciudad de Apopa lleva su nombre. Es miembro del Ateneo de El Salvador, Ateneo Salvadoreño de Mujeres, Unión de Mujeres Americanas UMA, Organización Mundial de Educación Preescolar OMEP y Club de Mujeres de Negocios y Profesionales. Ha viajado por Guatemala, Costa Rica, Panamá, los Estados Unidos, España, Francia, Italia, Suiza y Austria. Obras publicadas: "Surtidor de Trinos" (1982), "Tranvía de Ilusiones" (1984), "Fantasia" (1994)

Tierra de Infancia

                                                                     Claudia Lars Tierra de infancia es el lugar estético donde el pasado de la realidad, recuperado a través del recuerdo, alcanza actualidad por la prosa poética concretada en diversas formas estilísticas. No es, por tanto, un libro de cuentos; mucho menos una novela. Es, sencillamente, realidad del mundo y del hombre actualizada poéticamente en la dimensión de los hechos y en la dimensión de sus significados. Quizá por eso convenga mejor ir pensando en Tierra de infancia como en un libro de "memorias poéticas." En Tierra de infancia , Claudia Lars, pasada buena   parte de la vida, se empeña volitivamente en actualizar el recuerdo de un lapso importante para ella, la infancia, con origen y finitud como toda experiencia de la vida. Tierra de infancia está impregnada de amor, de alegría y de ternura. Es el rostro del amor personal, el habido por cada hecho y el habido por cada recuerdo. Pero también en Ti