Mario Noel Rodríguez
Regreso a los orígenes
Mario Noel Rodríguez es poeta de ya larga andadura, pues comenzó a dar a conocer públicamente su obra poética allá en los años setenta, cuando recién dejaba de ser adolescente. Poeta de gran intensidad vital, Mario Noel ha venido construyendo un universo lírico muy propio, con la libertad expresiva que responde más que a incitaciones del tiempo a impulsos del espíritu. Es evidente que su esfuerzo se orienta hacia la interpretación de los mundos internos y externos, que en definitiva son uno solo. De la lectura sucesiva del hacer de este poeta puede obtenerse, sin dificultad, una especie de radiografía profundamente personalizada de la vida tal como se viene manifestando en estas décadas recientes, en círculos concéntricos, que van desde la intimidad personal y familiar del autor hasta los grandes fenómenos históricos de la realidad nacional. Es el poeta en eminente función de testigo, que es a la vez juez y parte, como debe ser cuando se trata de dar fe de los distintos horizontes humanos.
Con notoria y confesa preferencia vivencial por el verso libre, Mario Noel no puede ser inmune a la resonancia de las formas clásicas, que siguen siendo tan actuales como toda forma viva. Y así se nos presenta con un ramo de poemas brevísimos, marcados por la impronta del haikú japonés, expresión popular de larguísima tradición, ya también en Occidente. El haikú entró al español de la mano de poetas como José Juan Tablada, y de inmediato ganó terreno. En El Salvador, de aquel primer momento quedó un precioso libro, "Cosmos Indio", del injustamente olvidado Gilberto González y Contreras. En los años 50, Álvaro Menéndez Leal mantuvo el cultivo del haikú y actualmente ha vuelto a florecer esta forma tan propia para concentrar sensaciones y emociones.
Dentro de la mejor tradición, estos poemas de Mario Noel reviven imágenes de lo natural, de la nostalgia y de la experiencia. Se percibe, a simple ojeo, que el poeta se ha entregado a la magia de la síntesis existencial, y en ella construye esta nueva revelación de sí mismo. El poeta se declara jardinero, y va recorriendo su espacio de transparencias, a la luz cariñosa del rocío. No hay duda de que en estos pocos pero muy sustanciosos poemas hay un signo de asumida madurez, y eso siempre es, desde cualquier ángulo que se le mire, un regreso meditado a los orígenes. La poesía interpreta al autor y también interpreta al lector. La poesía se autogobierna en ambos sentidos. Y esa es la gracia principal que se pone de manifiesto en este rumor con que ahora el poeta nos habla.
David Escobar Galindo
Mario Noel Rodríguez
Fuente: Rodríguez, M. N. (2007). Rumor del Rocío. San Salvador: Editorial Alejandría.
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