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Un Libro Rojo Para Lenin

                                                  Roque Dalton



Si se sitúa Un Libro Rojo para Lenin en el contexto vital y literario de Roque Dalton, hay que admitir que este cuaderno le nació de las entrañas. Compuesto sobre un itinerario de búsquedas y exilio, fue concluido en 1973, a las puertas de un último viaje de consagración: el regreso de Roque a El Salvador, donde lo asesinaron dos años después. Con este poema-collage, según la propia definición autoral, el lenguaje poético sacude la testa del discurso político, y configura una pieza de madurez que ofrece una lectura del leninismo a partir de los reclamos de América Latina. En sus páginas Roque emprende una experimentación formal tan dinámica y revolucionaria como el mensaje que aborda, sin abandonar su persistente sentido del humor. Un libro rojo para Lenin viene a ser, pues, un testamento literario engendrado en un momento creador.

La verdad de los intelectuales puede ser la verdad

Gabriela Mistral dijo que El Salvador
es un pequeño país que ha sido levantado como una joya
de la forja de sus volcanes y que su tierra
ha sido manipulada por Plutón más que ningún otro suelo del
                                                                                   [mundo.
«El Salvador -agregó Gabriela- es el Pulgarcito de América».

El general don José Tomás Calderón por su parte en su libro Prontuario histórico comercial de El Salvador dice que el nuestro es «un país donde nadie se muere de hambre ni de sed ni de frío ni de calor». El general Calderón fue el jefe de Operaciones Punitivas que en 1932 arrojaron el saldo de más de treinta mil salvadoreños asesinados en menos de un mes.

Los poetas tradicionales dicen de El Salvador cosas como la tierra azul donde el venado cruza pomo de los perfumes de la aurora casa perseverante de la flor etcétera. Los escritores y los poetas socialistas de El Salvador se diferencian en sus puntos de vista casi tan solo por su iracundia y en resumen le dicen a la Patria «mala madre» pero inmediatamente la perdonan y le anuncian un futuro poblado de palomas y miel después de que los explotadores hayan desaparecido sin que nos digan claramente cómo.

Hablando para la intelectualidad rusa Lenin decía en la primavera de 1894

«La intelectualidad socialista solo podrá pensar en una labor fecunda cuando acabe con las ilusiones y pase a buscar el apoyo en el desarrollo efectivo y no en el desarrollo deseable de Rusia, en las relaciones económico sociales efectivas y no en las probables. Su labor teórica deberá, además, dirigirse al estudio concreto de todas las formas del antagonismo económico existente en Rusia, al estudio de su conexión y de su desarrollo lógico; deberá descubrir este antagonismo, en todas partes donde está encubierto por la historia política, por las particularidades del orden jurídico, por los prejuicios teóricos establecidos. Deberá dar un cuadro completo de nuestra realidad, como un sistema determinado de relaciones de producción, señalar la necesidad de la explotación y de la expropiación de los trabajadores en este sistema, señalar la salida de este orden de cosas que es indicada por el desarrollo económico».

Fuente: Dalton, R. (2010). Un Libro Rojo Para Lenin. México: Ocean Sur.

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