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Escuela de Pájaros

                                                 Claudia Lars



Escuela de pájaros, de Claudia Lars, publicado en 1953, fue el primer libro con el cual se inauguró una nueva época para las letras salvadoreñas. Este poemario, de nombre muy significativo le dio sus alas al Departamento Editorial que nacía al mundo de la cultura bajo la dirección del poeta Ricardo Trigueros de León. Desde entonces han pasado cincuenta años y, en medio de los avatares de la historia, aquella casa editorial, que ahora se llama Dirección de Publicaciones e Impresos, sigue presente en la escena salvadoreña, editando a los autores salvadoreños más representativos de todos los tiempos.
Al celebrarse los cincuenta años de nuestra casa editorial, queremos que el nuevo lanzamiento de este libro, en una edición bellamente ilustrada, sirva como un buen augurio para darle un impulso fresco y saludable al vuelo futuro de la editorial salvadoreña más importante de todos los tiempos.
Claudia Lars (1899-1974). Es reconocida como una maestra del arte literario por todas las generaciones de escritores y lectores salvadoreños, y una de las voces poéticas más importantes de la literatura centroamericana. Su poesía completa fue publicada por esta editorial en 1999.
Ricardo Castellón (1970), artista del diseño gráfico es el autor de las ilustraciones.


Vamos a la huerta

Vamos a la huerta
de torontoronjil,
a ver a doña Ana
comiendo perejil.
Señores, no se burlen:
doña Ana no está aquí,
y aunque este huerto es suyo
no come perejil.
Doña Ana come hojaldras
y queso de jazmín,
y a veces, en la tarde,
compota de alhelí.
-iEn dónde está doña Ana?
-Tal vez en su jardín;
debajo del almendro
que da una sombra gris.
. -iDoña Ana no envejece?
-Doña Ana es siempre así,
la misma de la ronda
que se canta sin fin ...
Vamos a la huerta
de torontoronjil,
a ver a doña Ana
comiendo perejil.
Doña Ana, la de siempre,
-tan dueña del abril-,
en un país de niños
ha querido vivir.
¿Cómo será doña Ana?
-¡No lo puedo decir!
De blanco está vestida,
de blanco y carmesí.
En su falda de vuelos,
que yo no sé medir,
juegan todas las brisas
duerme todo el jardín.
Vamos a la huerta
de torontoronjil,
a ver a doña Ana
comiendo perejil.
-Buenos días, doña Ana,
¿nos quiere usted abrir?
-Buenas noches, doña Ana,
¿nos presta su candil?
Los niños van cantando
y son miles y mil...
Entre las rosas baila
la rosa rosalí.
y el canto como un río,
como un río sin fin,
nos dice lo de siempre,
lo que yo repetí:
Vamos a la huerta
de torontoronjil,
a ver a doña Ana
comiendo perejil.



Fuente: Lars, C. (2003). Escuela de Pájaros. (3a. Ed.). San Salvador:    
              Dirección de Publicaciones  e Impresos.

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