Luis Alonso Aparicio
PROLOGO
Para los que enseñan a aprender
Este trabajo, que recoge una parte de la obra del Maestro DON ALBERTO MASFERRER, llamado aquí el PEDAGOGO POLÍTICO, por razones que en otra parte del libro se explican, ha sido escrita con una sincera intención: mantener vivo el pensamiento del Maestro, por razones que en nuestro medio, y especialmente en la clase intelectual, es muy fácil mantener en el olvido lo que él hizo especialmente si tuvo una finalidad identificable en un determinado rumbo y en temas que siempre se movieron alrededor de problemas sociales, con todas las secuelas que fue posible descubrir.
Don Alberto estuvo atento, no como un simple espectador, sino como quien sintió como suyos los problemas sociales de la sociedad de su época, y especialmente una parte de ella, la menos favorecida, en el desarrollo sociopolítico y económico de nuestro pueblo. Estas gentes de su tierra, fueron el motivo de todas sus preocupaciones y de todas sus campañas.
Su sensibilidad y la sincera apreciación de los problemas de su gente, lo convirtieron en un sincero crítico, cuando no un verdadero censor, de las desigualdades de los integrantes de la sociedad salvadoreña y, con penetrante mirada a través de ella, también estuvo muy cerca de problemas semejantes en los pueblos del istmo centroamericano en los cuales, por accidente o por propia voluntad, pudo conocer para hacer comparaciones y concluir, a base de ellos, que la vida social y política de tales gentes, padecían las mismas consecuencias de lo que vivió en la vida de su propia tierra cuscatleca.
Pudo Masferrer, ser el líder de grupos descontentos por la situación en que vivían sus compatriotas, y con tal condición, lanzarse a levantar en "montoneras" a sus conciudadanos; no fue esa su estrategia. Fue su palabra, su prédica, lo más entrañable de su propio sentimiento, lo que lo hizo encender su verbo apasionado para proponer rumbos, caminos, fórmulas para que la sociedad de su tiempo, como en cualquier lugar del mundo, tuviera una actitud de solidaridad con todos sus integrantes. Su aspiración fue la de quien pensó que ni los de abajo estuvieran abajo, ni los de arriba estuvieran tan arriba. Y para ello, incluso, acudió a una fórmula cristiana para que sus compatriotas, cualquiera que fuese su condición social, abrieran sus brazos en una acción solidaria que llegara hasta el máximo extremo de que ninguno de sus congéneres dejara de sentirse miembro de una patria, la suya, como también suya debía de ser la sociedad en la que vivía.
Como Maestro, Masferrer propuso las fórmulas más realizables para la sociedad salvadoreña, a fin de que cada uno de sus integrantes tuviera, aunque fuera en proporción mínima, la posibilidad de vivir y prosperar como ser humano, sin ningún asomo de rencor para quienes tuvieran más de lo necesario para vivir honradamente. Esos fueron los motivos de sus luchas: que cada quien tuviera lo mínimo necesario para vivir como ser humano; y desde esa condición, sentirse solidario con el resto de los miembros de su sociedad. Su ideal era que a todos se les protegieran sus derechos, y entre éstos, la igualdad de oportunidades, el acceso a la salud como medio para un desarrollo sano que redundara en bienestar general, lo cual, según su criterio, debía llevar a la seguridad, a la vivencia concreta de una moral social, al orden y a la paz, como sus más grandes y sinceros anhelos.
NO QUERÍA MÁS; PERO TAMPOCO DESEABA MENOS
Fuente: Aparicio, L.A. (2007). Alberto Masferrer: Pedagógo-Político. San Salvador: Universidad Pedagógica de El Salvador.
Comentarios