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Patria Exacta



“Patria Exacta es la síntesis de un pensamiento llevado a la poesía, tras años de dolor
y sufrimiento. El poeta descarga toda su ira, su indignación, su impotencia, para decimos: "/Esta
es mi patria/ un montón de hombres; millones/ de hombres; un panal de hombres/ que no
saben siquiera/ de dónde viene el semen/ de sus vidas/ inmensamente amargas/".
Patria Exacta y Moriré... Morirá son dos de los mejores poemas de Escobar Velado. En el primero nos habla de esa realidad tremenda en que vive la mayoría de salvadoreños: desnutridos, analfabetos, descalzos, enfermos, desempleados, dolorosos y tristes. Una realidad que Escobar Velado no puede ni quiere ocultar, él la canta "aunque le cueste el alma". Es la opción del intelectual comprometido con su pueblo.
En Moriré... Morirá deja constancia de su voz, de su testamento poético. Es un llamado a proseguir el canto popular, en esos momentos en que presiente la muerte, cuando los médicos le han dicho que el cáncer que le aqueja es grave, maligno. “  

Ítalo López Vallecillos

PATRIA EXACTA


Esta es mi Patria:
un montón de hombres; millones
de hombres; un panal de hombres
que no saben siquiera
de dónde viene el semen
de sus vidas
inmensamente amargas.
Esta es mi Patria:
un río de dolor que va en camisa
y un puño de ladrones
asaltando
en pleno día
la sangre de los pobres.
Cada Gerente de las Compañías
es un pirata a sueldo; cada
Ministro del Gobierno Democrático
un demagogo
que hace discursos y que el pueblo
apenas los entiende.
Ayer oí decir a uno de los técnicos
expertos en cuestiones
económicas, que todo
marcha bien; que las divisas
en oro de la patria
iluminan las noches
de Washington; que nuestro crédito
es maravilloso ; que la balanza
comercial es favorable; que el precio
del café se mantendrá
como un águila ascendiendo y que somos
un pueblo feliz que vive y canta.
Así marcha y camina la mentira entre nosotros.
Así las actitudes de los irresponsables.
y así el mundo ficticio donde cantan
como canarios tísicos,
tres o cuatro poetas,
empleados del Gobierno.
Digan, griten, poetas del alpiste,
Digan la verdad que nos asedia.
Digan que somos un pueblo desnutrido.
Que la leche y la carne se la reparten
entre ustedes
después que se han hartado
los dirigentes de la cosa pública.
Digan que el rábano no llega
hasta las mesas pobres; que diariamente
mueren cientos sin asistencia médica
y que hay mujeres que dejan
la uva de su vientre
a plena flor de calle.
Digan que somos lo que somos:
un pueblo doloroso,
un pueblo analfabeto,
desnutrido y sin embargo fuerte
porque otro pueblo ya se habría muerto.
Digan que somos, eso sí, un pueblo excepcional
que ama la libertad muy a pesar del hambre
en que agoniza.
Yo grito, afirmo y aseguro.
En todas partes donde vivo, el cerro.
En todas partes donde canto, el hambre.
El hambre y el dolor junto a los hombres.
La miseria golpeándoles la vida
hasta quebrar el barro más cocido del alma.
y a esto amigo se le llama Patria
y se le canta un himno
y hablamos de ella como cosa suave,
como dulce tierra
a la que hay que entregar el corazón hasta la muerte.
Mientras tanto al occidente de la casa que ocupo
hay una imagen encaramada en el mundo
( ¡mayor razón para que viera claro!)
y allá junto a sus pies de frío mármol
una colonia alegre
se va en las tardes
cantando, a los Cinemas.
Bajo la sombra de "El Salvador del Mundo"
se mira el rostro de los explotadores.
Sus grandes residencias con ventanas que cantan.
La noche iluminada para besar en Cadillac
a una muchacha rubia.
Allá en el resto de la patria, un gran dolor
nocturno: allá y yo con ellos, están los explotados.
Los que nada tenemos como no sea un grito
universal y alto para espantar la noche.
Allá las mesas de pino; las paredes
húmedas; las pestañas de los tristes candiles;
la orilla de un marco de retrato
apolillado; los porrones
donde el agua canta; la cómoda
donde se guardan las boletas
de empeño; las desesperadas
camisas; el escaso pan junto a los lunes
huérfanos de horizontes; el correr
de los amargos días; las casas
donde el desahucio llega y los muebles
se quedan en la calle
mientras los niños y las madres lloran.
Allá en todo esto, junto a todo esto,
como brasa mi corazón
denuncia al apretado mundo,
la desolada habitación del hombre que sostiene
el humo de las fábricas.
Esta es la realidad.
Esta es mi Patria; 14 explotadores
y millones que mueren sin sangre en las entrañas.
Esta es la realidad.
¡Yo no la callo aunque me cueste el alma!

                                                                Oswaldo Escobar Velado

Moriré… Morirá
Moriré no hay duda, pero quedará mi grito
como tambor sonando.
Moriré y en mi muerte os invito
a continuar gritando.
Ayer decía, dije, que andaba la injusticia por el mundo
como perro loco:
Pero hoy aquel decir vale tan poco...
¿Verdad, Luna y Zapata?..
¿No es cierto Farabundo?
La injusticia camina sin cesar y sabe
a quien ha de golpear eternamente ...
La injusticia es la poderosa clave
del que quiere vivir en el presente.
Del que tiembla ante un mundo más humano,
repartidor de leche y de semillas,
iniciador de auroras donde el grano
será del hombre que hoy siembra de rodillas.
Decid conmigo,
cantad conmigo,
gritad conmigo
que una patria mundial ya se divisa
donde ha de damos su alegría el trigo
para que nos florezca tu sonrisa ...
y sabremos reír humanamente
y el mal habrá escondido su piedra calcinada,
y la paz como un ángel entregará su frente
para que se la bese, cantando, un camarada ... ¡
Todo será distinto ... hasta el amor más puro.
La vida irá corriendo sobre las sementeras
sin pensar en la guerra, ni en su fruto maduro
ni en las rotas banderas.
Load conmigo...
LA INJUSTICIA MUERE
                   Morirá...No hay duda...
                  Dejadla    seré, tal vez, al último que hiere
pero ya morirá en Wall Street desnuda.
Morirá vomitando banqueros con levita,
asqueada de bananos con los ojos abiertos
de piedra que crepita
y quedará en la calle como dejó a sus muertos ...
morirá y moriré, pero estará mi grito
como tambor sonando;
más si he de morir antes de la injusticia, ahito
mi corazón de pie continuará gritando:
¡POETAS, OS INVITO
A PROSEGUIR EL GRITO que he venido cantando...



Regalo para el Niño

Te regalo una paz iluminada.
Un racimo de paz y de gorriones.
Una Holanda de mieses aromada.
y Californias de melocotones.
Un Asia sin Corea ensangrentada.
Una Corea en flor, otra en botones.
Una América en fruto sazonada.
y un mundo con azúcar de melones.
Te regalo la paz y su flor pura.
Te regalo un clavel meditabundo
para tu blanca mano de criatura.
y en tu sueño que tiembla estremecido
hoy te dejo la paz sobre tu mundo
de niño, por la muerte sorprendido.

Fuente: Fuente. Escobar Velado, Oswaldo. (1988). Patria exacta. (3ª. Ed.). San Salvador: UCA Editores.

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