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La Patria de los Ciegos

Irás a la patria de los ciegos
y serás ciego.
Como el caracol y la tortuga
serás aplastado por el límite.
En tus oídos crecerán las palabras
sus enredaderas estériles
y darán simiente de palabras
para el hondón de tu boca.
Alzarás torres con ellas
y las torres caerán una a una
sobre colchones de hojas tristes.
En tu casa de minerales
habrá dolor.
Dolor de la cal y del fósforo,
dolor del carbón y del diamante.
Tu vino se tornará vinagre.
Tu amor cuajará en parto.
y no sabrás que el venablo que te hiere
salió de tu aljaba,
y los venenos que lo tiñen
fueron decantados en el rincón más tuyo de tu casa.
Peor que hiedra, te aferrarás a las cosas sin sangre.
Preso en una absurda cárcel de tiempolínea,
pugnarás contra la sombra de la luz
y la sombra de la sombra
por encontrar la luz de la luz.
y sangrarás.
y gemirás.
y tu grito se irá haciendo alto como fueron altas tus palabras
y se derrumbará como cayeron tus torres.
Mas llegará el día en que ya no importarán
el amor a tu sexo
ni la palabra al oscuro túnel de tu laringe,
ni el dolor a tu cal y a tu fósforo,
a tu carbón y tu diamante.
Entonces regresarás de la patria de los ciegos,
todo nuevo,
hondo,
alto,
amanecido,
sin cadenas de tiempolínea ni vestiduras de siervo.
Desnudo y único

Hugo Lindo.






Fuente: Lindo, Hugo. Mañana será el asombro: poesía completa I. 1ª. Ed. San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, 2005.

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