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Guirnalda Salvadoreña



Cierta tarde del mes de febrero de 1977, cuando el clima físico y emocional que vivíamos en San Salvador presentaba una alta ·temperatura, propia de las circunstancias históricas que estábamos viviendo, y mientras permanecía en mi oficina atendiendo asuntos rutinarios relacionados con el ejercicio de mi profesión de Abogado y Notario, recibí una llamada telefónica del Director de Publicaciones del Ministerio de Educación, durante la cual me expuso su deseo de que fuese yo quien redactase la indispensable nota introductoria a la nueva edición de "GUIRNALDA SALVADOREÑA", escrita por mi abuelo, don Román Mayorga Rivas, publicada por vez primera en el trienio 1884-1886.
Confieso que acepté complacido la petición que se me hacía, por considerar que la reproducción facsimilar de los tres tomos de "GUIRNALDA SALVADOREÑA", constituye un verdadero acierto de la Dirección de Publicaciones, ya que con la reedición de tal obra se rescata por y para el mundo de la cultura un documento indiscutiblemente valioso de las bellas letras y particularmente, de la poesía salvadoreña del
s
iglo decimonono. En efecto, "GUIRNALDA SALVADOREÑA", que Román Mayorga Rivas escribió a los 17 años de edad, representa, junto con la "GALERIA CENTROAMERICANA" de Ramón Uriarte, la más importante fuente de información sobre la poesía del siglo XIX, ya que ella contiene amplias notas biográficas, interesantes JUICIOS críticos y abundante material poético de los autores de aquella época, cuya
p
roducción, de otra forma, se hubiera perdido para siempre con la fugaz vida de los papeles periódicos.
En tal sentido es de apreciar la opinión del notable escritor y excelente crítico literario, Luis Gallegos Valdés, cuando afirma que "no se ha hecho aún un estudio completo de la poesía en El Salvador desde el año 1884, cuando Mayorga Rivas comenzó a publicar su "GUIRNALDA SALVADOREÑA" (Panorama de la Literatura Salvadoreña, Ministerio de Educación, Dirección General de Publicaciones, segunda edición, San Salvador, 1962).
Pero aparte de los méritos o de las imperfecciones que pueda contener la Guirnalda, ya que como el mismo autor advirtió a sus lectores, "conocida es la imperfección que acompaña siempre a las obras humanas y que en todas ellas se encuentra por lo regular mucho de malo, un poco de
mediano
y poquísimo de bueno", considero que dentro de la serena visión que ofrece la perspectiva del tiempo, a casi cien años de haberse publicado la primera edición, dos son las reflexiones que merecen ser destacadas en este año de gracia de 1977:
1ª.) La juventud -diecisiete años apenas- de Román Mayorga Rivas cuando se dio a la ingente tarea de publicar la Guirnalda, para lo cual tuvo que buscar datos a fin de escribir las noticias biográficas que preceden las composiciones de cada autor, sobre todo en un medio como el nuestro "donde poco, o casi nada, hay escrito para dar a conocer las
mucha
s personas notables que en varios ramos del saber humano han descollado y donde, por completo, se carece de una fuente que pueda suministrar los apuntes necesarios".
¡Sólo el entusiasmo
y el coraje de un ardiente corazón juvenil, así como su auténtica vocación literaria y sus nobles ideales, pudieron darle alientos para ello!
2ª.) Lo que a casi un siglo de distancia fue capaz de hacer por la comunidad cultural centroamericana, un joven originario de Nicaragua, en cuyo cerebro anidaban precIaras ideas y mucho amor en su -alma, es tanto más importante y grande que lo que se pretende en la actualidad,
malogradamente, con tantas actitudes y altisonantes discursos en los que- campea el más trasnochado, egoísta y periclitado nacionalismo.
En síntesis, las parcelas de Centro América, que constituyen una sola nacionalidad, solamente superarán su pequeñez y saldrán del subdesarrollo cultural, social y económico, para ser tomadas en serio dentro del ámbito internacional --cada día más estrecho e interrelacionado-- cuando las personas que rigen sus destinos en lo cultural, artístico, profesional, político, económico, etc., estén poseídas de ideales visionarios, generosos y en consonancia con las corrientes de amor y de justicia que deben prevalecer entre los hombres y las naciones.


A modo de apuntes biográficos, anotaremos que Román Mayorga Rivas, nació en Rivas, Nicaragua, en 1864, y murió en San Salvador,
El Salvador, en 1925, habiendo vivido aquí la mayor y más fecunda parte de su existencia. "Escritor de estilo breve y conciso, poeta de fino romanticismo, investigador de la literatura", dice de él Ítalo López Vallecillos, excelente y conocido escritor, poeta e historiador salvadoreño (El periodismo en El Salvador, Editorial Universitaria, primera edición, San Salvador, 1964).
Destacó también en la oratoria y en la política, en donde actuó siempre con carácter determinante, pero nunca como comparsa, habiendo alcanzado resonancia sus agudas polémicas con adversarios de notable talla intelectual. Pero fue en el periodismo el campo en que más sobresalió, por haber fundado y dirigido "Diario del Salvador", cuyo primer número circuló en San Salvador, el lunes 22 de julio de 1895.
Afirma López Vallecillos en la obra citada: "Diario del Salvador" es, indiscutiblemente, el periódico más importante editado en las primeras tres décadas del presente siglo. Introductor de las modernas técnicas, del periodismo norteamericano, mantuvo por largo tiempo sus secciones
informativas y sus páginas literarias con gran sentido de responsabilidad. Su editor, don Román Mayorga Rivas
, fue el precursor del periodismo como empresa y su preocupación mayor fue la de traer a El Salvador la maquinaria más moderna en la edición de periódicos. A él se debe la
in
troducción, de la primera prensa Duplex y los primeros linotipos, con lo cual revolucionó, por decirlo a, el viejo sistema del diarismo salvadoreño. Combatido, calumniado las s de las veces, debe considerársele por sus méritos intrínsecos el maestro por antonomasia de la más brillante generación de periodistas del país".
, En "Diario del Salvador", colaboraron los hombres de mayor prestigio del país, tales como Francisco Gavidia, Carlos Bonilla, José Doroteo Guerrero, Calixto Velado, Monseñor Adolfo Pérez y Aguilar, David J. Guzmán, Alberto Masferrer, Francisco Martínez Suárez, Víctor Jerez, Juan Ramón Uriarte, José María Peralta Lagos, Hermógenes Alvarado padre, Manuel Mayora Castillo, Enrique Guzmán, Alberto Ucles, Francisco e Isaías Gamboa, Vicente Acosta, Luis Lagos, Salvador Rodríguez González, Armando Rodguez Portillo, Manuel Álvarez
Magaña
, Arturo Ambrogi, Modesto Barrios, Porfirio Barba
Jacob (Ricardo Arenales)
y otros que de momento, escapan
a mi memoria.
El gran periodista que fue Manuel Andino, al referirse a la labor de "Diario del Salvador", apunta: "Cuando se escriba la verdadera historia de
El Salvador -lo digo porque andan por ahí muchas historias- se tendrá que anotar este hecho. En el primer cuarto de siglo, ningún periódico ejerció sobre el público, en su desarrollo cultural, la influencia que
e
jerció el "Diario del Salvador". (Citado por López Vallecillos en su obra mencionada).
Mayorga Rivas, Académico de la Lengua, incursionó en el teatro y juntamente con el maestro Francisco Gavidia, escribieron una obra dramática, "Los Misterios del Hogar"; así como en "Viejo y Nuevo" (1915), mi abuelo recogió lo más rico de su producción y como poeta delicado y sensible se distinguió como magnífico, suelto y donoso traductor del
inglés
y del francés, dejando en letra impresa innumerables versiones libres de Verlaine, Mendes, Lamartine, Gautier, Heine, LongfelJow, Poe, Whitman, Tennyson, Shakespeare, etc.
En ocasión de su muerte, ese talentoso escritor salvadoreño y también maestro, de periodistas que es Napoleón Viera
Altamirano
, fundador y director de "El Diario de Hoy", redactó un sentido trabajo titulado ''EI Poeta Novio de Centro América", el cual remitió a mil padre para su publicación en "Diario del Salvador", y cuyo párrafo inicial decía: "La historia de la cultura intelectual de Centro América, dedicará, sin duda alguna, muchas páginas a Román Mayorga Rivas.
El consagró su pluma genial a cooperar en cuanto esfuerzo se hizo en nuestra tierra
, por elevar el estandarte de la cultura y de la vida. De haber desenvuelto su talento en un país con mayor horizonte y mejores elementos de cultivo, su obra revestiría en este instante la importancia de un suceso mundial"; y agregaba: "Copiando el epígrafe feliz de otro
brillante cultivador de las letras, me apresuro a nombrar a Mayorga Rivas el Poeta Novio de Centro América. No hay tal vez en los anales literarios de nuestra Patria una vida tan llena de amor, entusiasmo espiritual y alta comprensión de la mujer, como la de este gran enamorado
".
El 19 de octubre de 1976, la Academia Salvadoreña de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española. conmemoró el primer centenario de su fundación, y con tal motivo el joven jurista, atildado escritor y excelente poeta David Escobar Galindo, escribió y declamó un inspirado poema intitulado "Friso del Centenario de la Academia Salvadoreña de la Lengua", maravilloso retablo por donde desfilan los que en la prestigiosa Corporación han sido, algunos de cuyos versos citaré en lo pertinente, por considerar enormemente
m
ás valioso el fondo y la forma de lo que dice y como lo dice
E
scobar Galindo, que cuanto podría afirmar quien escribe esta
nota int
roductoria.
El poeta se expresa. así:
"De secretas potencias asistido,
y de nombres que el tiempo reverdece,
voy a iniciar el grave recorrido
por la comarca en que la espiga crece
con blanca luz de espíritu; y albea
la nube imaginaria; allí florece
de varones ilustres la tarea,
y es de su edad pletórica y sapiente
que dejar quiero aquí veraz idea.
Luego miren allá, junto a las grises
aguas, un rostro en nítida vislumbre:
se hermanan en sus voces dos países
-El Salvador y Nicaragua- y lumbre
de la clásica tea le acompaña:
es un poeta de honda certidumbre
que canta al cisne negro" y a la extraña
palpitación de aromas escondidos
en un libro devoto. Fina hazaña
la de este catador, al dar unidos
en guirnalda de luces transitivas
los patrios versos de los elegidos
del siglo XIX. Sombras vivas
que hacen resplandeciente la memoria
de quien fuera Román Mayorga Rivas.
¡Surque la pluma su cuartilla umbrosa,
para que el siglo por venir nos halle
cantando el sol humano de la calle
sin olvidar la letra misteriosa!"

Finalizo testimoniando mi más profundo reconocimiento de admiración por los poetas, ese magnífico linaje de hombres que saben mirar hacia el misterioso y fascinante mundo interior de su ser y al encontrarse a sí mismos, siempre hallan los valores que representan la justicia y el respeto a la dignidad humana; y, por eso mismo, descubren lo que existe de universal en ellos y en su contorno, pues por una gracia especial de la
que están dotados como por instinto, saben que para hablar, comprender
y amar al hombre y a Dios, tienen que ir hasta el fondo, hasta lo más profundo e Íntimo de su ser. Por ello
, en todo auténtico poeta alienta un autorizado profeta y un notable humanista.
                                                                  Enrique Mayorga Rivas.


Fuente: Mayorga Rivas, Román. (1977). Guirnalda Salvadoreña. (2a. Ed). San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos

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